viernes, 3 de junio de 2011

El currículum

Bibliografía:
Jaume Sarramona López. (2005). El Currículum. En Colom, A. (coord.), Bernabeu, J., Domínguez., Sarramona, J. Teorías e instituciones contemporáneas de la educación. Barcelona: Ariel.

El autor entiende el currículum como una teoría intermedia, ya que comprende tanto la filosofía educativa como la práctica docente. Plantea diversas definiciones de currículum, por lo que se concibe como un concepto equívoco. Explicita la fundamentación del currículum sobre cinco cimientos: filosófico, sociopolítico, epistemológico, sicológico y pedagógico. Presenta los niveles del currículum en el modelo educacional español. Expone los componentes del diseño curricular. Por último, da cuenta del currículum oculto.

Currículum es “el conjunto de objetivos, contenidos, métodos pedagógicos y criterios de evaluación de cada uno de los niveles, etapas, ciclos, grados y modalidades del sistema educativo que regulan la práctica docente.” (Sarramona, 2005, p.229). Puede ser definido desde tres perspectivas: para el alumno, es las materias y actividades que hay que realizar para adquirir un nivel educativo; para el profesor, es el ámbito académico sobre el cual se materializa la labor profesional; para la administración educativa (en el caso chileno: MINEDUC), es una normativa que los establecimientos educacionales deben cumplir para alcanzar los niveles académicos legalmente establecidos.

Cinco ejes fundamentan el currículum:

Filosóficamente, el currículum responde a un moldeamiento de ser humano que está ligado a cierta corriente antropológica; es el para qué se diseña y aplica. Concierne, además, la idea de hombre sobre el cual se aplica y quien lo aplica.
Sociopolíticamente, el currículum es un producto social e histórico, y siempre tomará lugar en una cultura, lugar y tiempo específicos. La dimensión social educativa (profesor, alumno, centro educacional) moldea el currículum y determina una comunidad que se pretende formar. Sin embargo, entre mayor sea la influencia por parte de alguno de los componentes de la sociedad educativa, menor será la del resto. Cumple, por lo tanto, el currículum una función mediadora entre sujeto y sociedad.
Epistemológicamente, el currículum se basa en los conocimientos científicos respectivos de cada área y la relación interdisciplinaria.
Sicológicamente, el desarrollo del currículum contempla la naturaleza sicológica tanto de los procesos de enseñanza como de sus agentes. Se puede llegar a vincular una propuesta curricular con una corriente sicológica (conductista, cognitivista, social, entre otras).
Pedagógicamente, la conformación del currículum está basada en la experiencia docente compartida. Responde a las preguntas qué, cómo, cuándo y dónde enseñar; cada respuesta estará condicionada por las fundamentaciones anteriores.

Sarramona explica los niveles del currículum del modelo educacional español. Funciona sobre la base de tres niveles: el primero, es el Diseño curricular base (DCB), elaborado por la administración educativa y prescriptivo; el segundo, es el Diseño curricular de centro y es la adaptación que realiza para sí la institución educacional del DCB; tercero, es la Programación de aula que corresponde a la adaptación final del DCB, tomando en cuenta la situación concreta del curso, que lleva a cabo el docente. Lo más importante de esta organización curricular, es que es una construcción abierta para permitir las intervenciones de cada centro educacional y así adecuarse a su propio contexto socioeconómico y cultural específico.

El diseño curricular consta de cinco factores: objetivos, contenidos, metodología, recursos didácticos y evaluación. Entre todos ellos debe existir una congruencia global.

Si bien el currículum se traduce en un documento explícito, existe también el currículum oculto que hace referencia a las influencias educativas sobre las cuales la escuela no tiene incidencia y a las prácticas educativas no explicitadas en el currículum. Este aspecto del currículum significa que aún existen variantes que no se han hecho manifiestas y que, si se quiere controlar el proceso de aprendizaje y sus consecuencias, deben hacerse visibles y ser tomadas en cuenta.

Sarramona es muy claro con respecto a los alcances que tiene el currículum, tanto sobre la teoría como sobre la práctica. El currículum viene a ser el reflejo de la finalidad última de la educación, el por qué y para qué.  ¿Es claro el currículum actual chileno? ¿Explicita sus fundamentaciones? ¿Qué tan libre es la adaptación que puede realizar la institución educacional para aplicar el currículum en su contexto específico?
El currículum parece ser una herramienta de control [también la escolarización; véase T. y S. (2001)]. Si, basado en una concepción antropológica y formador de una comunidad, quienes deciden el DCB (concepto aplicado al sistema educacional español, pero de seguro existe uno para chile (¿plan de formación general, tal vez?)), es decir, el MINEDUC, cargan con tanta responsabilidad como poder. El currículum, por lo tanto, no parece ser algo menor, ni menos aún un elemento que haya que ignorar al momento de realizar reformas educacionales.
Quizás, lo más interesante sea indagar en el currículum oculto porque esta investigación responderá por qué los resultados obtenidos no son los esperados. Más importante aún, es en el currículum oculto donde se encuentra encubierto el poder y la manipulación de la sociedad que pueda llevar a cabo el MINEDUC. Pero como el currículum nunca dejará de ser una herramienta de poder para el sistema educacional actual, en el sentido de que existe un Diseño curricular prescriptivo, es de esperar, al menos, que este poder sea explícito, es decir, que deje de existir un currículum oculto.
No se debe creer [desde una perspectiva esperanzadora], sin embargo, que todo currículum será pensado de forma maquiavélica, pero es substancial advertir el control que puede llegar a ejercerse. Además, considerando las influencias educativas sobre las cuales la escuela no tiene incidencia, el proceso de aprendizaje no es delimitado del todo por una norma dictada por el MINEDUC, ni centrado en las instituciones educacionales. Claramente, la formación de un individuo trasciende la escuela, pero no deja de ser menor, en términos de influencia, los doce años obligatorios de escolarización que todo chileno debe cursar.


                

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