jueves, 5 de mayo de 2011

La escuela en los procesos de alfabetización

Bibliografía:
Tolchinsky, L. & Simó, R. (2001). La escuela en los procesos de alfabetización. En Escribir y leer a través del currículum (pp. 159-165). Barcelona: Universidad de Barcelona.

Tolchinsky & Simó plantean cómo las escuelas cumplen un rol desalfabetizador y señalan las causas y sus respectivas soluciones. Desarrollan un recorrido histórico de los sistemas de representación para establecer la escritura epistémica como máximo instrumento cognitivo. Se basan en el principio de que “la escuela tiene un papel fundamental en la alfabetización definida como la participación activa en la cultura escrita, para ser parte de ella, para disfrutarla y para acrecentarla.” (2001, p. 159). Concluyen finalmente que la escuela debe considerar la escritura como instrumento transformador, lo que conlleva una alfabetización.

Las autoras suponen la escuela como una institución de gran potencial alfabetizador, pero advierten que sucede justamente lo contrario: la escuela se convierte en un agente desalfabetizador. Este efecto negativo ocurre debido a dos causas:

Primero, las escuelas se niegan a integrar las nuevas tecnologías de la comunicación y de la información. Esto repercute en que el estudiante no forme parte de nuevas prácticas de escritura y lectura que se están llevando a cabo (libros electrónicos, blogs, herramientas multimedia). Adjudicar estas nuevas herramientas significa ampliar la comunidad de aprendizaje, desde un primer círculo restringido (sala de clases) se puede alcanzar una comunidad más global (mundo digital). De no hacerlo, el estudiante se verá afectado tanto cualitativa como cuantitativamente en su manera de conocer y relacionarse con el conocimiento (160).

Segundo, se banaliza la escritura. La alfabetización inicial se concibe, en palabras de Simone (1992), “como técnica gráfica, como medio de transcribir el lenguaje hablado proponiéndose como objetivos escribir como se habla y hablar como se escribe” (160) [véase mito que refuta Olson: la escritura no es transcripción del habla]. Esto implica que no se entienda la alfabetización como un proceso comunitario de revolución cultural.

La revolución cultural de la escritura es la transformación del sistema representacional. Las autoras se basan en Merlin Donald (1991) para trazar un recorrido histórico por los diferentes sistemas de representación cognitiva o formas de representar la realidad. Primero, cultura Episódica: poseen una representación cognitiva particular y personal (interna). Segundo, cultura Mimética: a través de la mímesis, la representación cognitiva es social (externa) y surge una preocupación pedagógica. Tercero, cultura Mítica: surge el ‘habla gramatical’ que posibilita el desarrollo de la capacidad narrativa. El mito se establece como una herramienta integradora capaz de dar sentido unificador a la experiencia (162). Cuarto, cultura Teórica: la memoria y procesos cognitivos se pueden externalizar y hacer permanentes a través de la grafía. Al hacer manifiesta la representación, esta se puede observar y reflexionar, es decir, hacer conciente los procesos cognitivos y entender la escritura como instrumento epistémico.

La escritura, además de ser una herramienta comunicativa dada por su uso, es también una herramienta epistémica dada por su reflexión de sí misma. El carácter epistémico implica que la escritura es “un instrumento que afecta la manera de pensar y, por lo tanto, la manera de conocer.” (162). Pero esta postura tiene opositores, Carruthers (1990), Olson (1998), que plantean que la escritura no puede modificar la representación mental de algo, ya que el medio no puede transformar lo que media (la escritura no puede alterar el contenido).
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¿Es la escuela el único gran agente alfabetizador? ¿De quién depende que se lleve a cabo, de manera efectiva, esta alfabetización? ¿Son los profesores los únicos responsables? ¿Cuánto influye la forma de realizar una clase? En la educación chilena actual, una persona asiste durante doce años a esta institución y resulta importante preguntarse si la escuela está efectivamente alfabetizando o no a sus estudiantes. Si bien las autoras plantean las causas y las soluciones, pareciera que estas soluciones solo llevan al estudiante, de manera segura, a ser un alfabetizado funcional. Los colegios pueden incluir las nuevas tecnologías, pero esto no garantiza más que la correcta utilización de la herramienta, no su reflexión. El uso permite integrar una práctica letrada y la reflexión concede la posibilidad de una transformación de la práctica misma. Una persona alfabetizada maneja ambos aspectos de la práctica en la que está inmerso.

1 comentario:

  1. Bien, interesante reflexión (y muy bien escrita), auque me cuesta ver la controversia que quieres plantear entre este texto y Olson. Además que no se entiende muy bien el diálogo, no estoy segura de que Olson separe de modo tan tajante pensamiento de escritura, es más, lo que hace es precisamente integrar al baile la escolarización. Revisar esa lectura.

    Mucha mejora en la calidad del texto. Buena entrada. Revisa los comentarios globales en la retroalimentación en la web del curso.

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