miércoles, 30 de marzo de 2011

Lo hablado y lo escrito

Bibliografía:
Blanche-Benveniste, C. (1998). Algunas características de la oralidad. En Estudios lingüísticos sobre la relación entre oralidad y escritura (pp. 29-64). Barcelona: Gedisa

            Blanche-Benveniste establece las relaciones entre el lenguaje oral y el lenguaje escrito, en qué se diferencian, cómo se influyen mutuamente, para concluir una total independencia conceptual entre escritura y oralidad, si bien ambos lenguajes se encuentran estrechamente vinculados.

            Plantea desde un comienzo la noción general que se tiene de la relación oralidad y escritura, luego demuestra el error de tal conciencia:
Lengua hablada espontánea […] de seguro llena de errores; lengua escrita refinada, [atestigua] la gramática de la lengua. La noción misma de lengua hablada suele estar todavía ligada a los aspectos negativos de la lengua: errores, inacabamientos, particularidades de los barrios bajos, etcétera. (Blanche-Benveniste, 1998, p. 29).

            Las diferencias entre lo oral y lo escrito consisten en tres puntos clave. Primero, las operaciones cognitivas que comprende cada proceso no son iguales. La oralidad estaría ligada a lo que se quiere decir (to mean) y la escritura a lo que se dice (to say). Además, sin la escritura no se tendría una conciencia metalinguística (p. 31). Segundo, la escritura no es una transposición de la oralidad. “La expresión ‘escribir como se habla’ tiene pocas aplicaciones reales.” (p. 33), ya que existen muchos otros elementos pertenecientes a la comunicación que comprende la oralidad y que para la escritura le es imposible representarlos, tales como: gestos, progresiones tonales, énfasis (véase p. 50). Tercero, los modos de producción de lo oral y lo escrito suceden de forma muy diferente. El escrito se presenta como un elemento acabado, sin sus etapas de producción, la oralidad, en cambio, sí las muestra (p. 42). Durante la producción de un texto se puede modificar lo escrito en un principio, es decir, volver atrás y modificar el texto. Estos procesos no son visibles una vez realizado los cambios. Pero la oralidad no puede corregir lo que ya fue dicho: “En el uso conversacional, la lengua hablada deja ver las etapas de su confección. Se ven allí tanto apilamientos de elementos paradigmáticos como idas y vueltas sobre el eje de los sintagmas.” (p. 43).

            ¿Cómo pensar una oralidad distinta de la escritura? ¿Cómo concebir ambos fenómenos de manera individual? Parece ser central la distinción que realiza Blanche-Benveniste para llevar a cabo un estudio acerca de lo oral o de lo escrito por separado, ya que, estableciéndose sus fronteras, se puede lograr una aproximación directa y sin inmiscuirse en el otro terreno. Aun  así, si bien estas distinciones son claves y pueden ser una primera aproximación a los estudios de lo oral-escrito, no creo posible una auténtica concepción de lo oral proviniendo de una persona letrada, ni menos a través de un medio escrito; de la misma forma que alguien iletrado pretenda dar una concepción de escritura. Pero alguien letrado no carece de lo oral como sí alguien iletrado de lo escrito, ¿dónde estaría el problema? El impedimento radica en que parece imposible una concepción de lo oral desde la oralidad para alguien letrado, dado que una vez letrado, la oralidad se concibe desde la escritura.
            Por otra parte, profundiza en el texto de Olson, Desmitologización de la cultura escrita, agregando más elementos y de forma más detallada acerca de la demostración de por qué la escritura no es una transcripción de lo oral.

1 comentario:

  1. La discusión que planteas al final es muy interesante y sería bueno trabajarla un poco más. ¿Es o solamente parece imposible esa concepción de lo oral desde alguien letrado? ¿Cómo se puede pensar ese trabajo considerando que la mayoría del conocimiento "serio" o "científico" acerca del lenguaje también está mediado por textos escritos?

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